Ayer, 28 de septiembre, al mediodía, se colocó una placa en el ayuntamiento de Lizarra, en recuerdo de Clemente Ros, Federico Leza y Fortunato Agirre, arrancados del mismo y de la vida, en la vorágine de sangre y fuego desatada a partir de julio de 1936. Los dos primeros eran empleados municipales, inspector y guardia municipal respectivamente. El último, el máximo mandatario de la ciudad del Ega, desde que fuera investido como alcalde en abril de 1933. Fotunato Agirre fue también contador de la Junta Directiva de Osasuna en enero de 1923.
No fueron los únicos asesinados, pues, al menos 35 fueron los fusilados o hechos desaparecer, originarios de la población estellesa, epicentro de una de las merindades más castigadas, por elescarmiento puesto en marcha, desde la mismísima tarde del 18 de julio, por los alzados en armas, contra la República.

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