domingo, 29 de septiembre de 2013

HOMENAJE EN ALESBES-VILLAFRANCA

Con mucho trabajo y la resistencia habitual en esta Navarra empantanada, se ha organizado este sábado en Villafranca/Alesbes un acto de reconocimiento a los 40 vecinos asesinados en 1936 por su filiación republicana. También a los represaliados y exiliados, entre los que brilla con luz propia en la localidad Julia Álvarez Resano que, sin por supuesto desmerecer al resto de víctimas, se convierte, un poco, en paradigma de la intelectualidad navarra menospreciada y ocultada por la historiografía oficial.

Julia Álvarez, de la que este año se cumple 110 años de su nacimiento, era llamada con desprecio “la puta del Congreso” por una derechota local en la que el mundo giraba en torno a la figura de Tomás Domínguez Arévalo, el conde de Rodezno con plaza todavía hoy en el corazón de Pamplona, nombrado por Franco grande de España y ministro de Justicia que más sentencias de muerte firmó tras triunfar el golpe de estado que fraguó Mola en la ciudad donde todavía le rezan misas en un edificio público con cripta en la que el incienso lo pone el arzobispado.

Y en la otra cara de la moneda y vecina del mismo pueblo estaba Julia Álvarez, que posiblemente fue la política navarra más relevante del siglo XX. Además de primera diputada nacida en Navarra, Julia alcanzó altos cargos de responsabilidad durante una República amenazada de muerte (primera gobernadora civil, magistrada del Tribunal Supremo, responsable del servicio de evacuación de refugiados ...), también maestra de pueblo moderna y abierta, abogada de jornaleros sin tierra, comprometida con la igualdad de la mujer hasta que murió a los 45 años exiliada en México, purgada en su propio partido socialista por auspiciar el acercamiento en el exilio con los comunistas de otro gran navarro arrinconado, el pamplonés Jesús Monzón Repáraz.
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Luis Miguel Escudero

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