Dentro de trece meses, en julio de 2012, se cumplirán 500 años de la invasión castellana a Nafarroa. Una irrupción a sangre y fuego que se escenificó a mediodía de ayer en la Plaza de San Francisco. La alboka, la txalaparta, los joaldunak y el arrano beltza frente al poderoso armamento enemigo. Una fecha triste sin duda, pero que también se debe celebrar porque, según recordó Patxi Abasolo tras dar la bienvenida a todos los «rebeldes navarros» reunidos, «han sido 500 años de levas forzadas, de Inquisición, de tortura... pero también 500 años de euskara, de insumisión, de hombres y mujeres decididos a ser libres». Gracias a eso, «la verja de españoles y franceses no se ha cerrado definitivamente».
Todo eso lo festejó la iniciativa 1512-2012 Nafarroa Bizirik en el centro de la capital navarra, con una jornada que a la vez daba impulso a un año que viene que promete ser muy intenso. Entre otras cosas se dio a conocer el manifiesto preparado al efecto, que incide en la necesidad de pedagogía: «Es un deber dar a conocer que la conquista de 1512 fue fruto de la invasión violenta de los territorios navarros todavía independientes en el siglo XVI, y que, por consecuencia, nuestro país es una colonia española y francesa a todos los efectos». La iniciativa constata que «la mayoría» de la ciudadanía navarra «no conoce lo ocurrido hace cinco siglos; si lo conociesen, otra sería la actitud con que contemplan la realidad presente». Abasolo incidió en que las autoridades navarras, que se aprestan a celebrar este quinto centenario junto a las españolas, ponen en práctica así un conocido axioma: «Quien controle el pasado, controlará el futuro. Y quien controla el presente, controla el pasado».
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